La semana pasada os hablé sobre la impresión que tuve de las distintas ciudades canadienses que tuve la oportunidad de visitar. Hoy os contaré lo que me parecieron las ciudades estadounidenses por las que pasé:

Nueva York

Sin duda alguna la ciudad de las ciudades. Mi opinión abreviada sobre esta ciudad sería que, si bien es cierto que fui con grandes expectativas, tras pasar allí unos días he de admitir que aun así me quedé corto. Imaginé una ciudad de ensueño y fue mejor. La versión larga la podéis leer pinchando aquí.

San Diego

En principio este era nuestro destino inicial pero, por motivos fuera de nuestro alcance, acabamos viviendo en Ottawa (Canadá). Debido al gusanillo llamado “como habría sido nuestra vida si hubiésemos podido ir a vivir allí”, era una de las ciudades que teníamos que conocer antes de abandonar el continente americano. La verdad es que no solo me resultó una ciudad preciosa si no que además me impresionó el tranquilo y pacífico ritmo de vida que llevaban ahí. Conciertos en los bares, surferos y skaters por todos lados, hogueras en la playa cantando clásicos (y tópicos) al ritmo de guitarra como “Hotel California”, palmeras que parecen aspirar a tocar el cielo, comida y transporte a precios muy bajos… Quizá por esos motivos, quizá por muchos otros (la lista puede ser interminable), muchos estadounidenses viajan allí para hacer de San Diego su nueva residencia. Muchos de ellos con la idea de encontrar un trabajo de pocas horas con las que poder mantenerse y disfrutar de todas las cosas que se pueden hacer ahí.

En el hostel, el cual recomiendo si visitáis la ciudad, había un gran ambiente y un montón de actividades. Hice todo tipo de amigos, desde un chico de Noruega, adicto al graffiti, que buscaba a su hermana mayor desaparecida por la costa oeste, a un músico que llevaba su estudio de música en una maleta allá donde fuera. Pude participar en cosas como hogueras nocturnas en la playa, comiendo (que no bebiendo) chupitos de gelatina de bodzka, u otras como presenciar (al final me quedé con las ganas de participar) en un micro abierto que hacían los parroquianos de una iglesia, donde iban a cantar, rapear, recitar poesía y/o tocar instrumentos, exalcoholicos y expresidiarios que habían vuelto a encontrar su camino gracias a la fé, entre otros.

Tras pasar ahí poco más de una semana, la verdad es que daban ganas de quedarse a vivir ahí. No sé que tiene San Diego, pero te da la sensación de que necesitas muy poco para vivir y ser feliz si te quedas.

Para visitar recomiendo las principales playas (Ocean Beach, Mission Beach, Pacific Beach y especialmente La Joya), la quinta avenida para ir de bares, Balboa Park, el Old Town y, si tienes dinero, darte una vuelta por Sea World (y me contáis que tal, que yo no pude ir). El hostel que os he recomendado está en Ocean Beach, a veinte minutos del Down Town en autobús, pero en cualquier transporte público puedes comprar un “Day Pass” por cinco dólares con el que viajar ilimitadamente hasta las doce de la noche. Otra cosa que os llamará la atención, si vais, es que casi todo está traducido al español, incluso los avisos de los trenes por megafonía.

San Francisco

Esta ciudad tiene mucho más movimiento que San Diego y por lo tanto, a pesar de estar también en California, no incita tanto al relax y al minimalismo. No obstante, y a pesar de no ser muy grande, puedes encontrar allí todo tipo de actividades y cosas que hacer como en toda gran ciudad. Cierto es que no sería una ciudad en la que me gustaría quedarme a vivir, pero la verdad es que hay muchas cosas que ver.

Si tuviese que describir en pocas palabras esta ciudad serían: Cuestas, plantas, casas victorianas y más cuestas…. Y es que lo primero que te llama la atención son las cuestas tan empinadas que hay vayas donde vayas pero lo segundo, sin duda, es la cantidad de plantas, flores y vegetación que tienen por todos lados. Cada pocas manzanas tienes un parque distinto, cada cual con su encanto, y algunos son tan grandes que te puedes hasta perder en ellos. Otra cosa a destacar es que está lleno de graffiti y murales (comparado especialmente con otras ciudades de Estados Unidos), cosa que me sorprendió. A pesar de que tuvo en su día fama de acoger a muchos hippies, vimos muy pocos, todos debían de estar en San Diego (donde el coche más común era sin duda la famosa furgoneta de Volkswagen).

Una de las mayores atracciones de esta ciudad es la prisión de Alcatraz, situada en una isla muy cercana a lo que es la ciudad. Si estás en la parte de arriba de cualquiera de las muchas cuestas de San Francisco, la podrás ver casi seguro. La prisión y la isla son algo pequeñas, me esperaba algo más, pero te hacen un tour gratuito por la prisión con unos cascos (en el idioma que prefieras) el cual viene incluido en el precio y hace la visita mucho más interesante. Quizá lo peor es eso, hay que pagar para poder llegar hasta ahí, pero si me preguntáis os diré que a mí me mereció la pena. Nosotros lo pagamos con el dinero que nos ahorramos en transporte. Si andar no es algo que os moleste mucho, en un paseo de dos horas (máximo) puedes ir de una punta de la ciudad a otra. Os recomiendo que no os gastéis dinero en transporte público… Así, además, conoceréis mejor la ciudad.

Cosas que recomiendo ver: Alcatraz (obviamente), el Golden Gate Bridge, Golden Gate Park, Buena Vista Park, las famosas Painted Ladies, Fisherman’s Wharf, un paseo por Land’s End, la calle Haight, el barrio Castro, el barrio Mission Dolores, las vistas desde Twin Peaks y por supuesto (que se me olvidaba) subir al “Cable car” (algo único de esta ciudad) que es como ir en montaña rusa por la ciudad.

Una ciudad preciosa, llena de las típicas casas victorianas, donde hay muchas cosas que ver y hacer. Eso sí, recomiendo que busquéis tours gratuitos para conocer determinadas zonas, harán vuestro viaje mucho más interesante.

Aprovechando que estaba en California me gustaría haber visto también la ciudad de Los Ángeles o Las Vegas (que a pesar de estar en el estado de Nevada, está muy cerca) pero, a pesar de que los vuelos son muy baratos dentro de Estados Unidos (de San Diego a San Francisco nos salió el vuelo por cuarenta dólares sin ir más lejos), no teníamos ni el dinero ni el tiempo suficientes para poder ver las cuatro ciudades. Nos basamos en las opiniones de otras personas que ya habían ido a todas esas ciudades para ver por cuales decantarnos y, por lo visto, todos recomendaban San Diego y San Francisco mucho antes que las otras dos. Aun así me quedé con ganas, pero bueno, ya habrá muchas más oportunidades.

He de decir, como conclusión final, que me quedo con las ciudades que he conocido de Estados Unidos mucho antes que con las canadienses. Quizá sea por el estilo de vida estadounidense es mucho más parecido al nuestro que el canadiense, no lo sé, pero lo cierto es que conecté mucho mejor con los americanos.

Y bueno, ese ha sido mi viaje. Espero que os sirvan de algo mis opiniones de cada ciudad y, si no, que al menos os hayan entretenido un rato. Ahora la verdad es que tengo muchas ganas de quedarme aquí en Madrid durante un tiempo y no viajar en una temporada… Pero ya me ando planteando próximos destinos. Tokio, México, Los Ángeles y Las Vegas entre ellos… Pero ya se verá, a fin de cuentas me faltan muchas ciudades europeas también.

¡Sed felices!


JPelirrojo

Como la mayoría ya sabréis, he pasado los últimos nueve meses en Ottawa (Canadá). Durante este tiempo he tenido la suerte de poder viajar un poco por distintas ciudades, tanto de Canadá como de Estados Unidos. A continuación un breve resumen de lo que me ha parecido cada una de las ciudades canadienses por las que he pasado:

Ottawa: Es la ciudad en la que más tiempo he pasado ya que ha sido mi residencia principal durante los nueve meses. Aunque muchos no lo sepan, es la capital de Canadá. Está justo en la frontera que divide la parte francesa de la inglesa y, teniendo ahí el parlamento, todo está escrito en ambos idiomas. A pesar de esto, casi toda la gente habla inglés como primera lengua a no ser que cruces el río. Al otro lado de este está la provincia de Quebec donde todos hablan francés. Imaginad una ciudad divida en dos por un río en el que a un lado hablan inglés y al otro francés. Eso es Ottawa.

La verdad es que a pesar de ser la capital es una ciudad muy pequeña (que conste que mi referencia para las comparaciones siempre es Madrid ya que ha sido donde he vivido toda mi vida). Tiene más pinta de pueblo que de ciudad desde mi punto de vista y la verdad es que no hay mucha vida por sus calles. Hay una cantidad exagerada de homeless (sin techo) y muy poco que hacer (especialmente sin dinero) ya que es una ciudad orientada hacia los trabajos relacionados con la política y el gobierno. Por otro lado he de decir que es una ciudad muy bonita y puestos a visitarla recomendaría ver el parlamento, el canal (en el que se puede patinar por encima durante algunas semanas de invierno), ByWard Market (la única zona con un poco más de vidilla para salir), los cuatro museos que hay y ya puestos, para tener una experiencia distinta, Saunders farm. Si viajáis ahí os recomiendo que lo hagáis en la época en la que celebran el festival de Winterlude, probablemente lo que más merezca la pena en esta ciudad aparte de patinar sobre el canal.

Toronto: Más ciudad que Ottawa, tiene una zona con los típicos rascacielos de Norteamérica. Se ve mucho más movimiento y vida que en las calles de Ottawa, pero es una ciudad centrada en los negocios, por lo que tampoco encontraréis mucho interesante que hacer si no sois empresarios. Como cosas que merezcan la pena visitar destacaría la CN Tower y Dundas Square. Desde la CN Tower no solo tendréis unas espectaculares vistas de la ciudad, si no que además encontraréis una parte con el suelo de cristal donde podréis andar por encima y poder ver bajo vuestros pies una buena caída. A mí me daba mucho vértigo y tardé un poco en poder andar por encima de ese suelo trasnparente. Por otro lado, Dundas Square viene a ser una especie de Times Square a lo Canadiense. Toda esa parte me impresionó bastante pero he de admitir que, en cuanto sales de ella, vuelves a encontrar muchos edificios y casas al estilo de Ottawa, por lo que te vuelve a entrar la sensación de estar en un pueblo mas que en una de las ciudades más famosas de Norteamérica.

Niagara Falls: Aquí encontraréis las famosas cataratas. Tienen fama de ser muy grandes pero, lo que yo no sabía antes de verlas, es que esa grandeza es por lo anchas que son y no por la altura de estas. No mentiré, la verdad es que es un lugar precioso con el que conté para hacer un videoclip, pero la verdad es que me lleve cierta desilusión al ver que no eran tan altas, al poder mirarlas solo desde arriba (durante el invierno no puedes hacer el tour en barco por debajo de ellas debido a que el agua se convierte en grandes placas de hielo) y, a pesar de su belleza, a los diez o veinte minutos ya has visto todo lo que hay que ver. El resto de la ciudad es una especie de “Las Vegas” Canadiense: Muchos casinos y restaurantes a los que no podía entrar por miedo a que me cobrasen $20 dólares por un vaso de agua. Probablemente con dinero estaría bien entrar a jugar a uno de esos casinos y tener esas fantásticas vistas pero, los que viajéis con poco presupuesto como yo, poco tendréis que hacer por ahí para pasar el tiempo una vez vistas las cataratas.

Montreal: Es considerada la ciudad con más marcha para salir de fiesta en Canadá. Muchos canadienses aman esta ciudad asegurando que tiene un aire Europeo. He de admitir que, efectivamente, había más fiesta y cosas que hacer que en las otras ciudades canadienses, pero lo del estilo europeo como no sea por la fiesta, no sé dónde se lo ven. Los pubs y las discotecas cierran una hora más tarde que en las ciudades del lado inglés (a las 03:00h en vez de a las 02:00h), pero eso para la mayoría de los que vivimos en ciudades grandes europeas, no es que sea especialmente tarde.

Me sorprendió el hecho de ver muchísimos locales de striptease en mitad de muchas de las calles principales. La gente hacía un poco más de vida en la calle (cosa rara en Canadá) y la verdad es que a pesar de no tener una famosa parte de rascacielos, he de admitir que fue posiblemente la ciudad que más me gustó si tuviese que decantarme por una de las canadienses. Recomiendo ver la famosa ciudad subterránea. Muchísimos pasillos que recuerdan a centros comerciales (llenos de tiendas) conectan muchos de los edificios de esta ciudad sin tener que salir a la superficie. Me resulta raro poder llegar a centros comerciales, o ir de uno a otro, sin tener que salir a la calle, tan solo dando al botón de “subterráneo” desde el ascensor de tu bloque de pisos, por lo que es cuanto menos curioso darse un paseo por esa zona.

La ciudad de Vancouver no tuve la oportunidad de conocerla pero queda pendiente para otro viaje. Las cosas que más destacaría de Canadá sería la cantidad de indigentes que hay en casi todas las ciudades (especialmente en Ottawa), el hecho de que hay muchas más casas particulares que bloques de pisos, que la gente casi no hace vida en la calle (cosa que me chocó muchísimo) y que la gente vive muy relajada y tranquila (a veces demasiado, hasta el aburrimiento). Incluso en accidentes de coche o “malos entendidos” la gente mantiene mucho la calma y rara vez levantan la voz o buscan una confrontación. Se les ve también muy concienciados con el medio ambiente y hay mucha diversidad de culturas, aunque más que de culturas diría que de raíces, ya que a pesar de ser indios, chinos o árabes, todos se consideran canadienses y aman la cerveza y el hockey… Dejando poco espacio para las distintas culturas de sus países de origen.

Por último decir que, si pensabais que Estados Unidos era un país muy nacionalista, tendrías que ver a los Canadienses. Es algo que me chocó mucho ya que no es que se me llene la boca cuando digo que soy español y desde luego no soy muy fan de las fronteras en general… Pero allí todos están tan orgullosos de ser canadienses que llega un momento en el que se hace hasta pesado. El orgullo canadiense está presente en miles de banderas por todas las ciudades, en las conversaciones de la gente y hasta en tres de cada cuatro anuncios televisivos. Eso sí, no intentes hablar con nadie de política por que solo te hablarán de lo magnífico que es su país o te cambiarán de conversación y comentarán el clima en el mejor de los casos. Viven con un gran complejo al sentirse siempre menospreciados por sus vecinos estadounidenses.

¿Seis meses de invierno y nieve al año con temperaturas de menos treinta grados? Eso es una señal de Dios diciendo claramente: “vete de aquí”. Y no me mal interpretéis, es un país precioso para hacer turismo (excepto por carretera, que todas son rectas, llanas y con el mismo escenario repitiéndose una y otra vez sin cambios en el paisaje invitando a dormirte frente al volante), pero lo que es vivir allí… Me quedo en Madrid con mis tapas, con la gente haciendo vida en la calle, con los impuestos incluidos en todos los precios y, sobre todo, con dos o tres meses de invierno al año, que ya se me hace largo.

Pronto os haré un resumen también de las ciudades americanas por las que he pasado.

¡Sed felices!


JPelirrojo